Alegría.
1.
Descubrir
las diversas fuentes de la alegría es una práctica que nos llevaría a revelar
cuantos momentos felices tenemos guardados en nuestra memoria,
y nos ayudaría mucho a contrarrestar la realidad que vivimos hoy en día. El
criterio es no negar la realidad, ni hacernos la vista gorda o hacernos los locos, el punto es que en la alegría están nuestras acciones de vida
que nos ha hecho sentir satisfechos, regocijados por compartir instantes maravillosos. Las fuentes de la
alegría están con la familia, con los amigos, los compañeros del trabajo, mis
hobbies, el estar con la naturaleza, leer un libro, el encuentro con otros
seres humanos desconocidos, mis mascotas, vivir el presente, proyectar mi
futuro, Por ejemplo, mi hobbie es viajar, y encuentro alegría cuando lo hago por placer y por el trabajo. Es
sentir un gozo por lo viajes hechos y por los viajes a realizar. Otra fuente de
alegría es el estar con la familia, bien por los momentos vividos y por estar
el presente con ellos. También es encontrar
agrado en la cotidianidad por ejemplo de ver el cerro el Ávila cuando
está despejado con su color verde; el
ver, oír, apreciar el volar de las guacamayas.
2.
¡La alegría huele a
domingo! Sí, a domingo en casa de la
abuela. Solo entrar te atrapa el aroma del pasticho, los plátanos horneados, el
queso relleno, el pastel de pollo, el risoto de hongos y camarones, el asado
negro, la polenta, el… el… el…
También huele a vino: Éste tiene un olor afrutado, ése huele a madera,
aquél casi no huele…
Nunca faltan los olores a niños, adolescentes y no tan niños. Unos
huelen a sudor suave e incipiente. El de otros no es tan suave, ni tan
incipiente.
Pero a lo que más huele es a seguridad, a nosotros, a serenidad, a
tierra que se conoce porque se ha pisado muchas veces y nos ofrece siempre su
cobijo en las buenas y en las malas, en el amor y en la enfermedad, en los
aciertos y desaciertos.
¡La alegría huele a lo que olemos
las familias!
3.
Juguetona, azarosa, fresca y luminosa, la alegría se cuela sin vergüenza en la
vida de quien la deja entrar… Sentirse vivo y animado es su sintomatología, con
múltiples manifestaciones de sonrisas que sin modestia trasmutarán muchas veces
en sonoras y contagiosas carcajadas. Acelera en positivo el corazón de quien
tiene la valentía de acogerla en su vida, haciendo vibrar el espíritu del niño
que todos tenemos dentro.
Ondea
destellos multicolores y su frecuencia contagiosa se esparce en derredor para
la suerte de muchos. La alegría sabe a sabroso y endulza la vida de instantes
inolvidables. Prima de la esperanza y la inspiración, las tres se toman de las
manos para avanzar en el presente plenamente, construyendo juntas eso tan
particular para cada quien como es la satisfacción con la vida…
El
aroma que deja la alegría a su paso, es ese recuerdo bonito que nos permitirá
vivir mañana con una sonrisa en el rostro. Está ahí para ti, ¡invítala a
participar en tu vida!.
4.
La
ALEGRIA posee un don que la distingue y es para mí la emoción de la inocencia, la
ALEGRIA es estar vivo y es como el
mimbre, suave, moldeable, liviana y hecho con mucha paciencia.
La
ALEGRIA suaviza al ánimo y a la tristeza, capaz de dar frescura al arrogante, la
ALEGRIA le da brillo a la belleza, y para la tristeza y el miedo es un
detonante.
Un
poquito de miedo, tristeza y ALEGRIA, son alimentos clave de un poeta, es lo
que hace que las musas bajen día a día, es lo que nos motiva llegar hasta la
meta.
La
ALEGRIA es un estado fresco y luminoso, generadora de paz y bienestar, ese es
su don, es una emoción que lo que toca lo hace hermoso, es una sensación de
amor desde el corazón.
Es
por eso que cuando sale siempre da brillo, y es contagiosa, fresca y
constructiva,¿Será por eso que su color es amarillo? o será por eso que siempre nos regala vida
No
podría vivir sin ALEGRIA, es para mí un
antídoto de la salud, no importando que sea, ni de noche ni de día, para
sentirme vivo, generando mucha luz.
5.
En
mi país, la alegría viste de olores. Cuando nace el día, bien tempranito, el
olor de la alegría sale al encuentro; nos conquista; invade los rincones,
impregnándolos de tostados matices. Tu aroma nos dice que estás ahí, alegría. Y
junto a ese sabor ácido y dulce, tu presencia
invita a compartir; al encuentro;…a la sabrosa y anhelada tertulia que da
inicio a una nueva oportunidad ! Me
buscas, me miras, y me dices que todo va muy bien, y que estará mejor. Por la
mañanita, en Venezuela, la alegría huele a café. Y así en las tardes, de lluvia
y de sol; el frío es buena excusa, y el calor también… La alegría huele a
sofrito de ajo y cebolla, en casa de mamá, los domingos al mediodía, bautizando
abrazos de esperados reencuentros…Tiene también la inconfundible fragancia del guiso de hallacas, en Navidad, en el
fogón de mi abuela, por allá en el llano. Y hasta se me parece, la alegría, a
la huella en mi nariz, del traguito con
que celebras que te nació un hijo, y que somos compadres…La alegría, en mi
casa, es olorosa,… y venezolana.