jueves, 6 de junio de 2013

Sobrecogimiento



Sobrecogimiento

1.
 ¿De qué tamaño es el mar?, me preguntó mi joven sobrino un día. De mi cara de interesado por lo que me iba a preguntar, cuando en loca carrera, quizá al ver una película, llegó y me increpó. De mi cara de asombro, con las cejas levantadas y una media sonrisa como quién espera una sorpresa, quedó solo un gesto entrañable. Mis cejas se movieron hacia arriba y mi media sonrisa se transformó a un boquiabierto, como quien no sabe que decir. Recordaba cómo había sido mi primer día en el mar; lo pequeño que era y que, en brazos de mi padre, caminamos hacia las olas, como una barrera de protección de lo desconocido. 

Ese mismo día lo llevé a ver el mar. Tomé a mi madre del brazo, al niño de 12 años, y llegamos en una hora a la orilla. Nos sentamos los tres en una piedra grande, y él, tirando guijarros redondeados por la paciencia de las olas, pudo conocer la inmensidad del mar y así el amor de sus seres queridos. Mi cara, en conjunción a tal escena sobrecogedora, brilló de nuevo.

2.
-“¡Sí papi, vamos al Parque del Este!” Gritamos mis hermanos porque es sábado y nos llevan a pasear.
Llegamos al Parque, todo es maravilloso porque hay mucho espacio donde correr, muchas cosas que ver y mucho verde, verde que se mete por los ojos, verde que te impregna y dura mucho tiempo dentro del cuerpo.

-¡Vamos a ver los árboles, aquí en el Parque del Este están todas las variedades de Venezuela! –dice papá. Nos adentramos en el Parque, un Parque inmenso y maravilloso, fresco por las sombra de sus frondosos árboles. Como un camino encantado van apareciendo todas las especies imponentes, diferentes, hermosas. Nos acercamos y papá nos pide que leamos el cartel con información que está al pie de cada uno. Después nos invita a mirarlos y contemplarlos y nos cuenta alguna anécdota, curiosidad o algo importante sobre cada variedad. Algunos están floreados, lo que agrega un toque de colorido a la belleza de las majestuosas copas tupidas.

¡Recordar esta primera relación con el Parque del Este se recrea en mí cada vez que lo visito y corro para ejercitarme entre las sombras que los árboles me ofrecen. ¡Espero no perder nunca el asombro que su belleza, junto con la vista espectacular del Ávila, me inspiran!

3.
Podremos descubrir el mundo que tenemos frente a nosotros, sólo si nos abrimos a dejarnos impresionar por él. En la medida que seamos permeables a que el mundo nos sorprenda, nos cautive, entonces lo podremos disfrutar, admirar, vivir y hasta gozar. Démonos el permiso, no temamos a encontrar algo que nos pueda asustar. Duerme esta noche agradeciendo haber sido sobrecogido hoy y levántate con la apertura y esperanza de que ese mundo deje huellas hermosas que transforme todos tus días en bienestar para ti y todos. Abraza al mundo y siente a ojos abiertos y cerrados desde los sonidos, las imágenes, los sentimientos, las voces y todo elemento que pase por ti o cerca de ti, pues allí habrá significado. Descifremos el mundo…está a nuestro alcance, solo depende de nuestra voluntad. Vibra y sentirás el placer del sobrecogimiento.

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