Serenidad
1.
Es conectarnos con
nosotros mismos. Bajarle el volumen a tus preocupaciones para poder admirar las
cosas que suceden a tu alrededor.
Detenernos en nuestra respiración para desconectarnos del automatismo
diario.
Es sosiego de mente y
espíritu. Es no perderse en el camino, cuando estas agitado y agobiado.
Es experimentar tus
emociones de una manera profunda y saborearlas. Vivir el momento presente,
donde está la vida y todo lo bueno y bello que tienes en ti.
En la serenidad
encontramos la fortaleza y la confianza en nosotros mismos. Te brinda momentos
para potenciar tu felicidad.
Buscar estos momentos
cada día nos ayuda asumir una actitud más asertiva ante las dificultades y
contratiempos. Logramos así nuestro
bienestar y el de las personas que nos rodean.
Serenidad, es que te
detengas ahora un momento…
2.
La
serenidad es azul y huele a mar, es una emoción tranquila que permite ver las
cosas en su aspecto verdadero y nos impide cambiarlas y ensombrecerlas según
sea nuestro humor. Nos hace mantener un estado de ánimo apacible y sosegado aún
en las circunstancias más adversas.
Nos
hace dueños de las emociones, adquiriendo fortaleza no sólo para dominarnos,
sino para soportar y afrontar los momentos más complejos. No significa estar a
salvo de sin sabores o tropiezos, sino de encontrar la calma cuando se está en
medio de ellos, aprender a aceptar lo que nos ha sido dado y adaptarnos a las
reglas de juego.
Cuando
pienso en la serenidad me imagino al mar en el ocaso, el sol descendiendo sobre
las aguas, haciéndolas cálidas y calmas y las olas migrando hacia la orilla,
envolviendo la playa con un rumor suave y rítmico. Calma, paz, equilibrio,
tibieza, sosiego, sentimiento de que estoy en el sitio donde quiero estar.
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