Gratitud
1.
Sentirme
agradecida es saberme, a conciencia, depositaria de la generosidad de alguien o
de algo, y reconocer en mi corazón, su intención de hacerme el bien. Es dar las
gracias en el verbo, y más allá de él. Es detenerme en que soy, y estoy, y
tengo, por la benevolencia de muchos, antes que yo. Es verme respirar, y
admitir que podría no estar haciéndolo. Es la confortable sensación de plenitud
por todo cuanto ha existido en mi vida; es aceptar sin reñirme, lo que ha
venido para mí. Reconocer la bondad de la circunstancia, en las lágrimas, y en
la risa. Gracias, son ganas imperiosas, sinceras, improvisadas, y libres, de
llevar a tu vida, lo bello, y lo bueno,…porque a la mía también ha llegado. Es
el conocimiento, y el reconocimiento reflexivo, de la bondad en mi existencia. Es optar por
ver las bendiciones a lo largo del camino, y hablar de ellas, y agradecerlas.
Es una forma de vida escogida. Es admitir
que necesito del otro, sin depender de él. Es entender en la honestidad
de mi ser, que no me basto a mí misma. Es el disfrute intenso y sostenido de lo pequeño y lo común.
2.
En un nuevo amanecer, en un nuevo día de nuestras
vidas, agradecer a Dios o agradecer al universo de la propia existencia, es una
fuerza infinita y positiva que nos podemos regalar. Practicar a diario la
Gratitud, nos desarrolla la paz interior; nos da fuerza para continuar el
camino de la Vida. Es estar agradecido con lo que tenemos, con las cosas
buenas, sencillas y grandes que nos ocurren a diario, con lo que somos y con lo
que podemos hacer en la vida. Es una emoción tan fuerte que nos permite ver
nuestro interior, con sencillez y amabilidad, haciéndonos aún mas resistentes
en las vicisitudes que se nos presentan en la vida. Ser agradecido nos coloca
los lentes de la humildad y del entendimiento, para ver con tolerancia la
relación con otros. Aún, cuando estemos estresados o vivamos duras
experiencias, practicar el agradecimiento nos desarrolla el bienestar y la
felicidad.
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